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Sociedad Odontológica La Plata (SOLP)

La odisea de atenderse con un odontólogo

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Dardo Pereira

Presidente de la Sociedad Odontológica La Plata

(El problema no es del chancho…)
Con este sugestivo y llamativo título, un periodista del matutino local pretendió llamar la atención de los lectores y por extensión de la comunidad profesional, tal vez para encontrar como sociedad nuevos destinatarios de nuestras frustraciones colectivas.
No lo sé, pero me reservaría la opinión si dicha nota tiene algo personal por alguna visita reciente al odontólogo, de quien la suscribe, de un amigo o familiar.
Ahora bien, si se pretende desde la nota encontrar nuevos personajes o profesiones para que sufran el escarnio público, o “los pasen por la guillotina”, algo muy frecuente en el actual gobierno, yo comenzaría por otro lado y resguardaría a los odontólogos, que en muchos casos sostienen con su trabajo un sistema de obras sociales, a pesar de las grandes penurias económicas que sufren en lo personal.
Y si se tratara de buscar responsables de todo los que nos pasa como sociedad, el señor periodista tiene una caterva de representantes como para entretenerse, ahí están los políticos “chorros”, los sindicalistas, los que viven del estado, los “ñoquis”, los abanderados del pobrismo, los periodistas “ensobrados”, etc., etc., y no me fijaría tanto en los odontólogos.
En principio quien realizo la nota debería haberse preguntado cuanto sale en cualquier parte del mundo, pero en cualquiera, la atención odontológica y se encontraría que a pesar de las cifras que detalla para castigar a los que sin decirlo, pero para mi gusto lo deja entrever “lucran con la salud de la gente”, los valores en el mundo son infinitamente más altos que cualquiera de los enunciados en la nota.
Además demuestra no tener la menor idea de los riesgos que implica la atención del paciente, el valor de los insumos, todos importados, las dificultades propias del ejercicio con un paciente consciente en un terreno limitado y con inconvenientes de todo tipo, e infinidad de detalles como el alquiler, capacitación profesional, seguro, asistente dental, laboratorio dental, servicios, y otros menesteres que deberán ser amortizados con su trabajo, como corresponde.
La nota que deambula por diferentes valores, presentados sutilmente todos ellos como muy costosos, no tiene en cuenta lo siguiente: el odontólogo, como el periodista y el ciudadano en general están dentro de un sistema capitalista, donde el profesional ofrece sus servicios con sobrada competencia, ya que en la ciudad hay más de 2000 odontólogos, y no trabaja ni por amor al arte, ni por solidaridad, sino que lo hace por una renta guste o no guste, al final esto es así, pero no solamente para el odontólogo, también es para el mecánico, el médico, el electricista, el comerciante, etc., etc. Con la enorme responsabilidad que su trabajo es sobre la salud del ser humano.
Es como si el periodista fuera recorriendo los restaurantes y señalando cuanto sale cada uno de los platos en diferentes lugares y se encontraría con una oferta de lo más variada y con precios exorbitantes, y otros no tanto. El comerciante no tiene por qué dar de comer gratis a la gente, sino que el comerciante ofrece un servicio y el individuo decide si consume ahí o en otro lugar.
Hay muchos socios y colegas que trabajan por mucho menos de esos valores y eso está omitido tal vez deliberadamente.
Tampoco indaga en el anfractuoso mundo de las obras sociales y prepagas con aranceles paupérrimos, con débitos inconsistentes, límites de prácticas y todas esas “yerbas” que lo único que hacen es alejar a los profesionales de la seguridad social, sistema que otrora fue el baluarte de la salud en Argentina.
También podría haberse molestado en indagar que ofrece la salud pública en odontología a los ciudadanos carecientes, y en última instancia darse cuenta que si el paciente no tiene ni obra social, ni prepaga, es un paciente que trabaja en negro o que tiene un salario reducido, entonces descubrirá sin mucho esfuerzo que “el problema no es del chancho, sino del que le da de comer”.

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