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Sociedad Odontológica La Plata (SOLP)

A poner en debate el rol de las instituciones

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Dardo Pereira

Presidente de la Sociedad Odontológica La Plata

Días atrás tuve la oportunidad de asistir a las Segundas Jornadas sobre “Política Previsional y el rol de las Cajas profesionales en Argentina”, agradezco desde acá a las autoridades de la Caja de Odontólogos quienes tuvieron la amabilidad de invitarme a participar de la misma.

El docente principal y único de la jornada fue el economista y especialista en temas previsionales y de demografía, Licenciado Rafael Rofman, quien desarrollo una tarea excepcional desde su oratoria, arrancando desde la demografía, pasando por el sistema previsional argentino, para terminar en un análisis de las cajas profesionales.
Desde acá vaya mi felicitación a los organizadores por poner en debate temas que nos preocupan a todos, y que no son responsabilidad únicamente de los dirigentes de turno, digo esto porque el orador actuó con firmeza y claridad cuando tuvo que dar su opinión sobre los temas a desarrollar.
De la charla voy a tomar para mí la mejor expresión de lo que está sucediendo hoy en la sociedad argentina y mundial, también engloba a nuestra institución y obviamente a la Caja. 
La frase es palabras más palabras menos, la siguiente: “La caída de las Cajas profesionales no es inevitable, pero no se puede vivir añorando “tiempos mejores”, las personas y las instituciones deberán adaptarse y adelantarse a una realidad tan cambiante”.
Esta claro que la Caja tiene sus problemas y son de una gran magnitud, más allá de los enormes esfuerzos que ha realizado la actual dirigencia para resolverlos, pero no voy a utilizar este espacio para hablar de la Caja, voy a hablarle a la dirigencia y a los socios de SOLP, que es lo que corresponde.
Quienes siguen estas editoriales habrán leído en más de una oportunidad, que existe un modelo de trabajo que defendemos desde hace añares y que nos representa que hoy “hace agua por todos lados”.
Hemos hablado que las leyes laborares en Argentina han perjudicado a muchos trabajadores, quienes lo hacen “en negro”, ya que carecen de sus aportes, y por lo tanto de la cobertura de una obra social, por lo tanto aquellos de más bajos ingresos deben deambular por la salud publica o por los consultorios sin poder completar sus tratamientos.
Las empresas de medicina prepaga y algunas obras sociales, que son en realidad en cuanto a su funcionamiento verdaderas empresas, han sido siempre participes a que la oferta de servicios este restringida a un grupo limitado de prestadores. Se supone que una menor cantidad de prestadores, significa una disminución en el gasto.
El atraso arancelario por otro lado ha generado que muchos odontólogos y sobre todo los más calificados, se fueran del sistema, perjudicando tanto a pacientes como a las obras sociales en cuanto a la calidad y el éxito de los tratamientos.
Además juega un papel de importancia el alza del dólar de los últimos años, la inflación reinante sobre los insumos críticos, en una profesión que por sus altos costos, no es por sus características de un fácil y simple acceso universal, especialmente si los aranceles y los insumos no se conjugan en permitir una rentabilidad digna al prestador.
También influyen aquellas miradas con prejuicios, muchas veces ciertos y otras totalmente fuera de lugar, sobre el complejo e intrincado tema de la seguridad social.
Pero a este verdadero coctel explosivo le falta algo mas que es la formación anticuada de los odontólogos, preparados como si la seguridad social los estuviera esperando con los brazos abiertos, algo que es totalmente falso y alejado de la realidad.
En pocas palabras sobran odontólogos y faltan pacientes en la seguridad social, al menos sobran odontólogos generalistas sin especialización. 
Por eso los nuevos formatos prestacionales que tanto nos molestan, son los nuevos desafíos que tenemos por delante, para saber cómo seguimos representando de la forma más eficiente, equitativa e igualitaria a nuestra gente.
Ese es el desafío que viene, por supuesto que seguiremos levantando la bandera de la libre elección, pero hay que saber que si la financiación de las practicas no alcanza para todos, otros registros se deberán emplear para calificar a los prestadores, y así poder acceder a formas que tengan en su desarrollo características de justicia y no se siembre la semilla de la injusticia sobre la mayor parte de nuestros socios.
La lucha ya está planteada y vengo advirtiendo sobre estos nuevos formatos prestacionales desde hace tiempo.  Debemos pensar entre todos como encontramos una salida que encierre igualdad de oportunidades para todos y que no se transforme la seguridad social en un verdadero aquelarre, o una inmensa torre de Babel, donde cada uno habla su mismo idioma.
El desafío está planteado y nos indaga en lo más profundo de nuestra responsabilidad institucional, para ver cómo resolvemos la situación, para tratar de evitar que el conjunto se divida y atomice hasta ser fácil presa de empresas. 
Para luego ser manejados como idiotas útiles pensando en un voraz individualismo inconducente, mientras se balcaniza todo un sistema que dio y dará trabajo a miles de colegas.
Es hora de pensar y reflexionar para después actuar con la mayor responsabilidad posible.

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